viernes, 9 de febrero de 2007

[...] sin salir de la ciudad.

«9 de febrero. La calma no generosa de algunos días, el alboroto de los que llegan, cómo salen corriendo de las casas los nuestros para saludarlos, aquí y allá se ponen colgaduras [...] nadie sabe lo que es la paciencia [...] los forasteros miran en derredor y van subiendo hasta la plaza inundada de luz.» F. K.