domingo, 11 de febrero de 2007

G.D.

«2. El juego se halla en tensión con la historia y con la presencia. El juego es rompimiento de la presencia. La presencia de un elemento es siempre una referencia significante y sustitutiva inscrita en un sistema de diferencias y el movimiento de una cadena. El juego es siempre juego de ausencia y de presencia, pero si se lo quiere pensar radicalmente hay que pensarlo antes de la alternativa de presencia y ausencia. Si se enfoca el origen ausente hacia la presencia, la inmediatez perdida es triste y nostálgica. Si se la enfoca al devenir, tenemos la cara dichosa, la afirmación de un mundo de signos sin falta, sin verdad, sin origen, que se ofrece a una interpretación activa. Esta afirmación determina el no-centro de otra manera que como perdida de centro. Y juega sin seguridad. Pues hay un juego seguro: el que se limita a la sustitución de piezas dadas y existentes, presentes. En el azar absoluto, la afirmación se entrega también a la indeterminación genética, a la aventura seminal de la huella.
Hay dos interpretaciones de la interpretación: una pretende descifrar una verdad o un origen. La otra no está vuelta hacia el origen, afirma el juego e intenta pasar más allá del hombre.»